Armarios, estanterías y c_jones (a gusto del lector)

Cuando decimos que las cosas están ordenadas es porque están en su sitio. Ya sea en un armario, en una estantería o en un cajón. Así, cuando algo nos es necesario, lo tomamos de su sitio. Está claro que el orden es bueno porque ahorra tiempo (no buscamos), espacio (todo junto, aprovechando huecos, etc…) y dinero (por todo lo anterior y porque, así, nos daremos cuenta antes de los excesos y de las faltas). Ruego nos perdonen los lectores por esta lista de cosas obvias pero es necesario para no perdernos.

Veamos las cosas del revés. ¿Qué ocurre cuando tenemos nuestro lugar de trabajo revuelto y nos tenemos que marchar? Fácil: lo dejamos y “mañana será otro día”. Eso sí que ahorra tiempo (¡de inmediato!). Si nuestros compañeros de otro turno o servicio no encuentran lo necesario, ¡es su problema! Las 5 S’s del KAIZEN japonés son de gran  ayuda para comprender estos detalles que esconden, al final, tiempo, espacio y dinero.

Cuando lo del párrafo anterior ocurre con frecuencia, siempre hay alguien que encuentra una solución. Normalmente el jefe, o alguien que quiere ser jefe, sugiere la compra de un armario, con sus estanterías y cajones, para ordenarlo todo antes de marchar. Se justifica la compra mediante todo tipo de ratios que desembocan en un mar de ahorros. Y como es el jefe, todos contentos. Los primeros días la cosa va bien, en vez de dejar nuestro lugar de trabajo como un jeroglífico, lo metemos en los cajones y todo queda escondido. Entonces, cuando alguien busca una grapadora o la llave del 16, cómo todo está escondido (algunos bajo 7 llaves) entonces el problema es otro: faltan herramientas. Vuelve a salir nuestro apreciado jefe y sugiere la compra de herramientas nuevas. Pero, claro, como es el jefe ahora pone controles y responsabiliza a cada uno de lo que le dan. Se nombra a uno de administración (siempre les toca a ellos) para que levanten acta de la entrega y se les da orden de que periódicamente haga la revisión correspondiente (sin avisar, por supuesto) de lo entregado. ¡Viva la burocracia! Los que saben de números se habrán dado cuenta que los costes suben (¡y no poco!).

Los jefes avispados que ya han aprendido la lección con anterioridad, saben que no encontrar algo es un motivo para retrasar un trabajo y que afecta a las ventas (o al servicio). Así que deciden que de aquello que falta, o pueda faltar, siempre haya en exceso. Viendo que hay “exceso”,  algunos (amigos de lo ajeno) lo aprovechan. Al final uno tiene la sensación de no saber si te morirás de sed o ahogado, pero lo que es seguro es que te mueres.

Sea cual sea la situación en la que nos encontremos (tanto en lo personal como en lo profesional), es el resultado de un puñado de cosas bien hechas y otras mal hechas. No es rentable buscar responsabilidades. Lo necesario es que nos esforcemos en la mejora y que trabajemos en las soluciones. Los problemas hay que conocerlos (pero pertenecen al pasado), las soluciones hay que buscarlas (y están en el futuro). Si quieren conducir hacia adelante no lo harán mirando al retrovisor, ¿verdad?

Si quieren bajar costos y ahorrar dinero, miren al frente. En nuestro anterior artículo de GAUDÍ, descubrimos las ventajas de vaciar estanterías. ¿Alguien se ha atrevido hasta hoy?  Con armarios y cajones pasa lo mismo. Atrévanse y pruébenlo. ¡Con dos “cajones”!. Luego no nos digan que no les damos ideas.

Juan Carlos Estorach   &   Joaquim Esquirol

Gestión por Procesos

REFORMA LABORAL o TEATRO COLOSAL

Hoy, seguramente las noticias irán llenas de reforma laboral. Lo que no se ha hecho en los años de bonanza se ha querido hacer en una semana y todo concentrado en el teatro de una noche. En los medios de comunicación todo se ha concentrado en el número de días de despido. Una simplificación excesiva ¿No? Demasiadas prisas y demasiada presión. A nosotros nos parece que esto es como querer hacer un buen caldo con pocos ingredientes, mucha agua, mucho fuego y poco tiempo.

Una reforma laboral hay que encararla con TODOS los segmentos del mercado y no con una parte. Tampoco se puede reformar nada sin saber cuál será el modelo económico en el que nos moveremos ni cuál será el eje principal de generación de valor añadido. ¡Ayudemos a los exportadores! Los números no cuadran cuando se quiere mantener el gasto social, se incrementa la necesidad de ayuda al desempleo, sube el cómputo global de las pensiones con todos los nuevos “prejubilados” y el gasto sanitario no baja. ¿Qué queda? ¿Educación? ¿Investigación?

Pensar en procesos nos facilita comprender la complejidad del tema. En el frasco de un perfume no se guarda un líquido simple. El contenido puede llegar a tener cientos de componentes (todos de muy buena calidad) y saberlos combinar en las proporciones adecuadas es lo que hace que una gota encierre un universo de sensaciones.

En un proceso, como lo puede ser la reforma laboral, no podemos olvidar a ningún rol necesario. Tampoco podemos olvidar la necesaria coordinación que han de tener entre todos ellos. Una vez se tiene claro por qué se hace, hay que definir quién hace qué y cuándo y cómo se hace. Olvidarse estos detalles quita contenido y esencia al proceso.

Se necesita dinero para hacer las cosas. Así que primero busquen de dónde van a ahorrar y acuerden criterios y prioridades. Identifiquen lo innecesario y los excesos realizados y gestiónenlo (ya nos entienden). Luego no se olviden de identificar los motores de desarrollo. No se olviden de las universidades ni de la investigación. No se olviden de la cantidad de formación necesaria para generar competencias nuevas a los que no las tienen pero que atesoran, todavía, mucha energía y, sobre todo, no se olviden de la juventud (un tesoro). Comuniquen bien la dirección en la que vamos a orientar la marcha y con criterios de austeridad, esfuerzo compartido y sin precipitación demos el primer paso.

Tenemos la economía intervenida. Es un hecho ¿Queremos ser protagonistas de nuestro futuro? Ahora ya no se puede devaluar pero sí que hay que ahorrar, gastar menos y exportar más. No es posible seguir ganando lo mismo, viajar más y trabajar menos. Ahora toca ponerse las pilas, hay que motivar y hacer todo lo que no se ha hecho.

¿Recuerdan aquel “Si Usted puede, España no”?  Valor añadido es la clave del asunto. Hacemos muchas cosas bien. ¡Exportémoslas! Identifiquemos a nuestros mejores vendedores. No se olviden de la potencialidad del cuerpo diplomático. Los mejores países tienen a su mejor vendedor como presidente o presidenta.

Hay que hacer reformas sustanciales y dejar de hacer teatro. Con las cosas de comer no se juega. Nosotros ya exportamos.

Juan Carlos Estorach   &   Joaquim Esquirol

Gestión por Procesos